
30 Jun Trabajar después de la jubilación: qué dicen los nuevos regímenes
En los últimos años, trabajar después de la jubilación ha dejado de ser una rareza para convertirse en una realidad cada vez más frecuente en España. Ya no se trata solo de una decisión por necesidad económica, sino también por el deseo de mantenerse activo, conectado y útil en una sociedad que cambia a gran velocidad. La reciente reforma de las pensiones, en vigor desde abril de 2025, ha flexibilizado las condiciones para seguir trabajando tras la edad legal de retiro, abriendo nuevas oportunidades para quienes desean prolongar su vida profesional.
Trabajar después de la jubilación: una tendencia en crecimiento
El pasado 29 de junio, el medio Infobae publicó una noticia titulada «Cada vez más adultos mayores de 65 años trabajan para complementar la jubilación«. Aunque no aportaba cifras exactas, sí reflejaba una percepción creciente: muchas personas mayores se reincorporan al mercado laboral porque la pensión no les alcanza, o porque desean seguir aportando a la sociedad. Esta sensación social responde a una realidad que, aunque aún minoritaria en términos absolutos, está ganando peso.
Comparativa con datos oficiales: ¿Cuántos mayores siguen trabajando?
Los datos más recientes nos ayudan a contextualizar esta tendencia:
- Solo el 4,9 % de los nuevos jubilados en España compaginan pensión y trabajo, una cifra muy por debajo del 13 % de la media europea.
- De ese grupo, únicamente un 19,6 % lo hace por necesidad económica. Es decir, menos del 1 % del total de jubilados españoles trabaja por no poder cubrir sus necesidades básicas con la pensión.
Entonces, aunque el fenómeno de trabajar después de la jubilación crece, aún está lejos de ser mayoritario. Lo interesante es que se están creando nuevas herramientas para que quien quiera o necesite seguir activo, lo haga en condiciones dignas.
Nuevos regímenes para trabajar después de la jubilación
Con la reforma de las pensiones en abril de 2025, se han flexibilizado las condiciones para trabajar más allá de los 65 años. Estas son las tres modalidades principales:
Jubilación demorada
Permite retrasar la edad de jubilación a cambio de una mejora económica. Por cada año adicional trabajado tras la edad legal de retiro, se incrementa la pensión un 4 % anual (2 % cada seis meses). Esta modalidad está ganando popularidad: en 2025, el 11,2 % de las nuevas altas de pensión fueron demoradas, frente al 4,8 % de 2019.
Jubilación activa
Permite compatibilizar el trabajo con el cobro de hasta el 50 % de la pensión, siempre que se mantenga una actividad por cuenta propia o ajena. Desde la reforma, ya no es obligatorio haber cotizado el 100 % para acceder a esta opción, lo que la hace más accesible a colectivos como autónomos o personas con lagunas de cotización.
Jubilación parcial
Consiste en reducir la jornada laboral entre el 25 % y el 75 %, cobrando una parte proporcional de la pensión. Se puede anticipar hasta tres años antes de la edad ordinaria de retiro. Además, ya no se exige firmar un contrato de relevo en todos los casos, lo que la hace más flexible para empleadores y trabajadores.
Estas fórmulas buscan ofrecer alternativas dignas y flexibles, adecuadas a distintos estilos de vida, niveles de salud y situaciones económicas.
¿Cómo funcionan los nuevos regímenes?
Os dejamos un breve vídeo explicativo sobre las diferentes modalidades de pensión que existen actualmente:
Un futuro con más opciones, pero también con nuevos retos
España avanza hacia un modelo más flexible de jubilación, que reconoce que muchas personas desean o necesitan seguir trabajando tras los 65 años. Aunque la gran mayoría de los jubilados aún no lo hace, los nuevos regímenes de jubilación activa, demorada y parcial permiten elegir cómo y cuándo retirarse, adaptando el retiro a las circunstancias de cada uno.
Trabajar después de la jubilación ya no es una excepción. Es, para muchos, una segunda oportunidad de contribuir, crecer y mantenerse conectado. Y eso merece ser celebrado… y facilitado.
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